lunes, 12 de octubre de 2009
Muertos y malditos
Muertos, en los meses
de prostitución sin contratos,
de los pagarés de tinta invisible
de tus esquemas y mis impulsos
que aún te empujan al futuro.
Muertos, en la cadencia
del vals de los términos medios,
de las horas prendadas
de tus lunares y mis labios
que aún saben a tus dientes.
Muertos, en la doctrina
de las aulas oliendo a viejo,
de las manos frías de caricia ausente
de los pies encontrados en invierno
y que aún chocan en los pasos.
Muertos, en el maleficio
de los ojos diminutamente oscuros,
de la guitarra literata
de sus canciones y sus gestos
que aún viven en nuestro abrazo.
Muertos, en el escenario
de los amigos enfermos de las ganas,
que cada uno identifique como le plazca
que el deseo y la razón
no son buenos compañeros.
Muertos, en los caminos
que se curvan hasta agujerear,
el tiempo, la música y la droga
que fue tu mera existencia
inyectada en mi sonrisa.
Sin lugar a budismo,
y mucho menos a espiritualismo.
Muertos.
(por claridad anticipada
y estupidez patológica).
Y Nacho, lo supo.
http://www.youtube.com/watch?v=hD6PKL0cWgI&feature=related
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estupidez patológica?
ResponderEliminarsí, todos tenemos un poco de eso, unas veces más que otras.
Y sin embargo a menudo ignoramos la claridad anticipada, la barremos bajo la alfombra. Porque todos tenemos derecho a cambiar el final de nuestros cuentos...