lunes, 5 de julio de 2010
Noches distintas
Infinita ingenuidad, ilusión centesimal,
me creía tan capaz con mi capsula de albal,
mi torpeza fue total, de tan grande es demencial,
no detecto una señal, nunca encontraré el lugar
donde al fin me entienda.
Sin la espera infinita
del microsegundo de encontrarte,
al otro lado de la sábana
enredada en el dedo meñique de tu pie.
Vacía, sin la estancia privada
de los besos de verso loco
y musicalidad en pausa,
veo pasar el techo azul
desde el que nos observa el mismo astro
pero no la misma estrella.
La distancia es creciente
y yo te pienso como en fuga,
de no querer pensarte lo mismo demasiado
y recrearme en la vena que profano,
en cada llamada en la que
se me inyecta, despacito y sin querer,
la risa y la observación elocuente,
guardadas para los minutos precisos (preciosos),
que sin embargo no comprenden a la sábana
en la que te enredas otras veces.
Negándome (para variar) a contrariar las leyes de la matemática básica...
que el más siempre sume...
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