no es venderse, sino regalarse
(por fascículos)
dejando las etiquetas
y los escaparates muy atrás,
doblando las esquinas de la incertidumbre
que se nos enjaula en los gestos.
como si fueramos a llevarnos el sol
sobre la espalda azul añil
y a medio llenar los pulmones,
encharcando los minutos de canciones
que construyen las llaves de la fuga.
no es venderse, sino regalarse
(a tiempo parcial)
dejando los contratos,
y las montañas bien lejos,
descendiendo los valles de la piedra
que se nos late en el pecho.
al brillo verde de tu nariz
y a las sonrisas gastadas de nuestro pelo,
te vigilaré las horas del viaje más largo :)
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