lunes, 16 de marzo de 2009

Humanos de tercera clase.



"... y después de todo, lo sufrido en carne propia y ajena en todos estos años los había trasnformado en seres más duros y a la vez más tiernos, en hombres y mujeres más reales y a la vez más irreales, más concretos y sin embargo más moldeables por la imaginación, y todo eso, todo ese desmoronamiento de ritos y de normas, toda esa contradicción entre pasado y presente, entre presente y futuro, toda esa flamante objetividad, despojada de horóscopos (sonrisa de Rolando con soplido adicional) y melancolías, venía a convertirse de pronto en la única ventaja de una triste historia: ser menos mentirosos en el trato recíproco, ser menos injustos en la relación mutua, ser más humanos de tercera clase, porque los de primera y segunda ya no estaban, o ya no eran, o acaso habían pertenecido a estratos de ficción y disimulo."

(Mario Benedetti, El otro (Sombras y medias luces) "Primavera con una esquina rota")









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